El difícil equilibrio entre la pérdida de agua y la fijación de carbono en plantas

Desde la aparición de las primeras plantas terrestres, hace unos 500 millones de años, una de las principales “preocupaciones” de los vegetales ha sido la pérdida de agua. Las plantas superiores han desarrollado diversas estructuras que limitan la libre evaporación del agua (epidermis, cutícula, corteza). Así, las pérdidas de agua se concentran en las hojas y, más específicamente, a través de pequeñas aperturas en la epidermis, de diámetro regulable: los estomas. Mediante los estomas, las plantas pueden regular sus pérdidas de agua en función de las condiciones ambientales. Sin embargo, la limitación de las pérdidas de agua mediante el cierre de estomas tiene una contrapartida importante, ya que al reducir el intercambio con la atmósfera se restringe también el acceso del CO2 a los cloroplastos, y por tanto la fotosíntesis. Aunque existen mecanismos de concentración de CO2 (vías C4 y CAM), la mayor parte de las especies vegetales (plantas C3) carecen de estas adaptaciones, y se enfrentan diariamente a este dilema. Aquí es donde entra en juego un concepto fundamental en la ecofisiología vegetal: la eficiencia en el uso del agua, definida como la relación entre el carbono fijado y el agua transpirada (EUA). En este artículo se describen los distintos escenarios posibles que definen esta relación.

Ámbito: 
Nacional
Autor: 
Ferrio Díaz, Juan Pedro
Entidad organizadora: 
Red de Intercambio de Conocimiento Agroalimentario (RICA)
Start date: 
06/2019
End date: 
06/2019