La Geomática como estrategia para la investigación arqueológica

La aplicación de las ciencias geomáticas (topografía, teledetección, fotogrametría, sistemas de información geográfica) en la investigación del patrimonio cultural y en concreto al patrimonio arqueológico ha contribuido, sobre todo en los últimos veinte años, en una mejora en los procesos de captura, tratamiento, análisis, interpretación, difusión y almacenamiento de la información geoespacial. Este análisis se ha realizado desde varias perspectivas que ha afectado tanto a los métodos y técnicas de investigación como a la difusión del patrimonio cultural. Durante este periodo las técnicas han experimentado un avance, discurriendo en muchas ocasiones metodología y tecnología por caminos totalmente discordantes.
De esta manera, se han generado nuevas posibilidades que han propiciado una necesidad en la clasificación, gestión y organización de un nuevo conjunto de datos y con un ello un aprovechamiento científico. Sin embargo, resulta contradictorio como todos estos avances tecnológicos no hayan contribuido, en muchas ocasiones, de una manera más clara y efectiva a una mejor organización de la documentación geométrica del patrimonio cultural. De este modo, alguno de estos factores que origina esta velocidad diacrónica entre tecnología y metodología es la propia inmediatez que exigen la TIG (Tecnologías de la Información Geográfica) en la sociedad actual que requiere un retorno rápido en las inversiones realizadas.
La propia heterogeneidad en las diferentes clasificaciones del patrimonio cultural determina una diversificación tanto en las técnicas empleadas en la digitalización como entre el conjunto de profesionales encargados en la documentación geométrica de los bienes patrimoniales. De hecho, esta pluralidad del patrimonio está definida por su contenido semántico, por el método, las técnicas de documentación y por su propia difusión. Se convierte de esta manera, en uno de los campos que más dificultades presenta para su registro, debido a su multiplicidad y sus características (materiales, formas, texturas, dimensiones, antigüedad, localización, fragilidad, etcétera). Si atendemos al uso que se ha dado a la gestión del patrimonio como “motor de masas”, ha propiciado una constante búsqueda y adaptación para relacionar las nuevas técnicas de documentación como herramienta de difusión social. Este factor ha propiciado, principalmente, durante el último decenio que surjan una gran variedad de técnicas de documentación tridimensionales que han sido aplicadas, mediante una metodología combinada, en la documentación y difusión turística del patrimonio cultural. Éstas han supuesto toda una revolución científico-divulgativa dentro de los campos de la arquitectura, del arte, de la arqueología o de la geología.
Asimismo, la utilización de estas herramientas ha permitido un aprovechamiento que puede y debe ser dual en la sociedad del siglo XXI. Esto quiere decir que se deben utilizar para el proceso de documentación, pero también como herramienta de conservación y difusión. No obstante, la carencia de estándares o procesos normalizados, tanto en el desarrollo como en la gestión de los modelos tridimensionales, ha producido un menor aprovechamiento de todos sus recursos.